Catende

Once años después, surge la primera feria de la localidad, lo que atrajo nuevos habitantes.

Por iniciativa del capitán Levino do Rêgo Barros, el ferrocarril Estrada de Ferro do Sul e Pernambuco llegó a la región.

El historiador local Eduardo Menezes también dice que los trabajadores del último turno solían quedarse en las cercanías de Usina Catende, fabrica del lugar, alrededor de la medianoche, y que luego apareció una espléndida rubia, con una sombrilla en la mano y un vestido del siglo XVIII que pasó junto a ellos.

Terminaron yendo tras ella al cementerio, completamente seducidos.

Fantasma o traidora, la Mujer de la sombrilla despierta la imaginación de la ciudad y hace que muchos juerguistas esperen ansiosos en la puerta del cementerio su partida, en este caso, la cuadra que lleva su nombre.