En el año 1050 la vieja colegiata fue derrumbada y comenzó la construcción del edificio actual de estilo románico.
Gerhard von Are (1124–1169), cura principal de la iglesia, permitió la ampliación del edificio.
De esta manera se construyó un coro cuadrado flanqueado por dos torres y el ábside oriental.
También en ese siglo, se construyó la nave transversal, formada por cinco pequeños ábsides en cada uno de sus lados, así como el crucero.
Por último, en este crucero se levantó una torre octogonal rematada en un techo acabado en pico que alcanza los 92 metros de altura.
En esos años, está recogido en las crónicas que un incendió destruyó la antigua nave principal, motivo por el cual se inició la nueva construcción.
En el siglo XIX y nuevamente tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial fue restaurada en su totalidad.
El templo era, en palabras del papa Pío XII "el monumento más valioso de la ciudad" por su pasado histórico, su belleza y magnificencia.