Amigo de Carlomagno, en 791 Hildebold fue nombrado archicapellán y canciller del Consejo Imperial.
A petición de Carlomagno, el Papa Adriano I liberó a Hildebold del requisito episcopal de residir en la propia sede.
En 795, el Papa elevó Colonia al estatus de arzobispado, declarando sufragáneas a las diócesis de Utrecht, Lieja, Münster, Minden, Osnabrück y Bremen.
Creyendo que Carlomagno era sólo un cazador y no el rey, Hildebold rechazó la oferta y pidió sólo un pequeño trozo de cuero del siguiente ciervo muerto para poder encuadernar su viejo libro de oraciones.
Carlomagno quedó tan impresionado por esta modestia que inmediatamente entabló amistad con el clérigo.