Johannes Trithemius, un bibliotecario alemán, fue el primero en crear una bibliografía en orden cronológico con un índice alfabético de autor.
Gesner añadió a su bibliografía una lista alfabética de los autores con nombres invertidos, lo cual fue una nueva práctica.
En el siglo XVIII, Sir Thomas Bodley estaba interesado en un catálogo ordenado alfabéticamente por el apellido del autor, así como las entradas de materias.
La indexación es la asignación de etiquetas que caractericen a los documentos representados en un registro.
[11] Los primeros catálogos en el mundo islámico, alrededor del siglo XI, eran listas de libros donados a las bibliotecas por las sociedad.
Estas listas fueron ordenadas por los donantes, y no por la información bibliográfica, pero constituyeron el inventario de la biblioteca.
Hacia el siglo XVII las bibliotecas se concibieron como colecciones de conocimiento universal.
[12] Jewett fue seguido por Charles Ammi Cutter, un bibliotecario estadounidense cuyas «Reglas para un catálogo diccionario» se publicaron en 1876.
[14] Mediante los FRBR se creó una perspectiva por niveles para la entidad bibliográfica desde la obra al artículo.
Esta perspectiva fue incorporada en las reglas de catalogación posteriores a AACR2-R, conocida como Resource Description and Access (RDA).
En los países alemanes se utiliza la Regeln für die alphabetische Katalogisierung (RAK), también basada en ISBD.
[17][18] Estos estándares han sufrido críticas en los últimos años por ser viejos, únicos en la comunidad bibliotecaria, y difícil al trabajar computacionalmente.
[19] La Biblioteca del Congreso está desarrollando actualmente BIBFRAME, un nuevo esquema RDF para expresar los datos bibliográficos.
[18] BIBFRAME se encuentra todavía en fase de prueba, pero varias bibliotecas ya están probando la catalogación con este nuevo formato.
Los esquemas basados en XML, en particular Dublin Core y MODS, son frecuentes en los datos bibliográficos de estas colecciones.
En los Estados Unidos y otros países, los catalogadores suelen utilizar las tablas de romanización ALA-LC para este trabajo.
Si no se hiciera así, habría que desarrollar diferentes catálogos para cada una de las lenguas.
[21] Según lo indicado por Tavani, un código de ética para los catalogadores puede inspirar, orientar y educar (como se cita en Bair, 2005, p. 22).
Su publicación Prejudices and Antipathies: A Tract on the LC Subject Heads Concerning People (P&A) de 1971 desencadenó un movimiento para corregir los encabezamientos de materia sesgados.
[23] Berman es bien conocido por exigir cambios de los encabezamientos contra el racismo, sexismo, homofobia y secreto gubernamental, entre otras áreas.
Knowlton afirmó que su intención con esta tabla es «mostrar cómo muchos de los cambios propuestos por Berman se han aplicado y qué áreas de sesgo son todavía frecuentes en la LSCH».