[2] Con la reina llegó a intimar, al parecer y al menos en parte por la compartida antipatía que en las dos mujeres despertaba la figura del conde-duque de Olivares.
[4] Para él se trataba de las segundas nupcias y el matrimonio, en cuya concertación había tenido parte Olivares, caído en desgracia poco antes de su celebración, fue apadrinado por Felipe IV, que donó a la contrayente cuatro mil ducados por los servicios de su padre.
Aquí el matrimonio desarrolló una labor de mecenazgo intelectual y artístico —reforma del desaparecido palacio virreinal— con la mirada puesta en la exaltación del linaje familiar conforme a las viejas aficiones genealógicas de Catalina, para lo que llamaron a Valencia a Lengueglia, quien, además de hacer las funciones de preceptor del heredero, se iba a encargar de redactar su Ritratti della prosapia, et heroi Moncadi, impresa en Valencia en 1657 con grabados de Juan Felipe Jansen.
[6] Falleció en Madrid en 1659, el mismo año que su suegra.
[7] Del inventario de los bienes que quedaron en las casas del duque de Montalto a la muerte de Catalina se encargó, por lo que a las pinturas se refiere, Andrés Smidt.