A pesar de su edad, Carlos, que había enviudado por segunda vez, tenía una relación cordial con la que entonces seguía siendo su única hija, y Catalina permaneció unida a su padre durante el tiempo que le tocó vivir con él, con relaciones de afecto y estima.
Envió una copia del documento a su padre, quien, sin embargo, negó su reconocimiento.
Después de esta doble boda, Carlos pudo fortalecer considerablemente su posición en el imperio.
Después de la boda, Otón V cedió a su suegro, durante los últimos seis años, la administración de Brandeburgo, que fue azotada por el hambre y las guerras.
Carlos pudo fortalecer su posición en la Alta Silesia y Lusacia e iniciar su expansión en el norte.
Otón V, conocido como el Perezoso, debido a su inercia, vivía con su esposa en Praga, en la corte de su suegro, y en 1368 vendió a Carlos la Baja Lusacia.
Su matrimonio con Otón resultó infeliz, especialmente por la falta de hijos.
Rodolfo con un modelo de San Esteban en la mano derecha y Catalina con un cetro.