Castillo y murallas de Ribarroja del Turia

Tras esta, desapareció la aristocracia visigoda y las explotaciones agrícolas pasaron a ser pequeñas villas o alquerías.

Como la población creció poco, el recinto urbano pudo mantenerse en torno a la actual calle de la Cisterna, con la mezquita en un extremo y el antiguo castillo, que pasaba a ser residencia del representante del señor, en el otro.

Durante los siglos XIV y XV comienza a consolidarse la nueva trama urbana con la construcción de viviendas en las inmediaciones del viejo núcleo, calles de la Cisterna, Reloj Viejo y Horno Viejo, permaneciendo la mezquita en su ubicación original y eliminándose un lienzo de muralla con lo que volcaba su fachada a la nueva plaza así conseguida.

Forma medianera con el edificio vecino por lo que su cubierta es a una sola agua recayente al patio.

A diferencia del otro cuerpo, no está dividido en numerosas estancias, pues sólo separa cada planta en dos zonas.

Los sucesivos acondicionamientos del edificio han deformado la imagen de palacio al haber sido utilizado como almacén durante los años previos a su adquisición por el Ayuntamiento.