Las ampliaciones del recinto en el siglo XVII y, sobre todo, en el siglo XVIII añadieron baluartes y revellines — fortificación triangular situada frente al cuerpo de la fortificación principal, generalmente al otro lado de un foso, cuyo objetivo es dividir a una fuerza atacante y proteger los muros de cortina mediante fuego cruzado — en el flanco noroeste.
[4] El castillo tenía en el siglo XVI una muralla exterior que protegía a toda la población pero con el paso de los años se fue deteriorando, desapareciendo a medida que se agrandaba el pueblo aunque continuaron haciéndose reconstrucciones de ella.
Durante los siglos XVIII y XIX volvieron a llevarse numerosas obras que quedaron reflejadas en varios planos de aquella época.
El plano más antiguo es el del «Atlas Massé» del año 1710 en el que aparece la muralla exterior que envolvía a todo el núcleo urbano, el castillo medieval con su nuevo recinto abaluartado y con la «iglesia de Rocamador» en el exterior.
en el que ya aparece la iglesia de Rocamador intramuros, tal y como está en la actualidad.