Así sería lógico suponer que en un principio el alcance de la flecha disparada por el arco, sería lo que limitase la longitud de la cortina.
En la época del predominio de la fortificación abaluartada se dieron minuciosas reglas para determinar el trazado de los frentes, las cuales variaban con las diversas escuelas, pero todas convenían en la necesidad de fijar un límite máximo y otro mínimo a la longitud de la cortina, que si era demasiado grande era difícil de cubrir contra los ataques del sitiador, y si era demasiado pequeña, dejaba privada de defensa una gran extensión de foso, que no podía ser vista desde los flancos.
Es en el trazado abaluartado el que forma dicha línea con el flanco.
Línea fronteriza que algunos países formaban con fuertes barreras, cerrando el espacio comprendido entre dos plazas importantes en guerra.
Su objeto era proteger la zona de concentración del ejército propio, y a la vez interceptar los caminos que pudiera elegir el enemigo al efectuar la invasión del territorio.