Está casi oculto por la vegetación, y rodeado por el río Gafo, afluente del Nalón.
Siguió siempre perteneciendo a los prelados ovetenses, y, en 1381, García Álvarez de Palomar, rindió pleito-homenaje, como alcalde del castillo, al obispo don Gutierre».
Según cuentan los más viejos del lugar, una roca todavía aparece manchada con sangre de Rodrigo.
En la orilla izquierda, en el antiguo territorio propiedad del castillo, sobrevive un molino (siglo XIX), de planta rectangular y muros levantados con mampostería vista, excepto en los encuadres de los vanos, estos resueltos mediante sillarejo.
Presenta cubierta a dos aguas; la teja, corriente, se apoya en armadura de madera.