En 1838 el castillo fue ocupado por el General Cabrera[3] durante las guerras carlistas y se reformó, adaptándalo a las armas de la época.[4] Los restos que han llegado hasta nuestros días son dos torres de planta cuadrada situadas a ambos extremos del castillo, distantes unos 30 metros entre sí.La occidental, que bien pudiera haber sido la del homenaje, mide ocho metros de lado y presenta gran altura.Se conservan algunos otros muros que serían dependencias o murallas exteriores.En un nivel inferior, en el camino que conduce al castillo, encontramos los restos de una torre albarrana cuadrada construida con sillares con puerta en arco.