En tiempos pasados el mar llegaba a los pies del promontorio.
Cuando la marea descendía, quedaba a la vista una amplia superficie de dunas y marismas.
Desde el año 2007 se está llevando a cabo un Proyecto de Excavaciones Arqueológicas.
Estas obras pueden asociarse al reinado de Alfonso III y Jimena (866-910).
Un amplio callejón con suelos de arcilla permitía llegar desde la puerta hasta la zona privada del rey.
En ese callejón trabajaron durante los siglos VIII-IX artesanos que fabricaban armas, herramientas y posiblemente joyas, disponiendo de una pequeña fragua y de otras infraestructuras.
En 1132, uno de estos condes, Gonzalo Peláez, se rebela contra el rey Alfonso VII y la fortaleza sufre un asedio.
El castillo penetra en un período de ocaso, perdiendo su poder político.