La población se localiza sobre el valle de la Sangre, donde se sitúa la batalla entre las tropas cristianas y las de Almanzor en 1002, donde fue derrotado para, según la tradición, morir en Bordecorex y ser enterrado en Medinaceli.
En esta encontramos indicios de aparejo árabe y un ventanal gótico.
El antiguo patio de armas se abre hoy al caserío en forma de plaza porticada, presidida por los restos de la torre del homenaje y el rollo jurisdiccional o picota, símbolo del poder real y señorial sobre la población.
La construcción originaria data del siglo XII y alcanzaba en algunos tramos los 18 metros de grosor.
Bajo el castillo existe una sepultura triple excavada en roca, fechable a partir del siglo X.