Caso del Tour de la Manada

A las 16:00 horas del día 5 el contenido de la web cambió.La web anunciaba, además, estar en contra del maltrato a la mujer.La página web acaparó una gran atención mediática el día 5, llegando a aparecer en los medios de comunicación más importantes del país.Muchos medios y usuarios lo achacaron a una actuación policial,[7]​ sin embargo los organizadores argumentaron que fue por el alto volumen de tráfico, y que aproximadamente una hora después volvió a estar en línea.El 6 de diciembre la web recogió además un artículo titulado El día que los medios de comunicación se retrataron a sí mismos, donde se analizaba la repercusión mediática del bulo.El artículo aclaraba que el falso tour en realidad había sido «un acto que ha permitido ver cómo los medios se lanzan como hienas a cualquier cadáver al que le puedan chupar la sangre aún caliente», y cómo los medios «tildaban el tour de indignante» cuando ellos mismos «han publicado hasta la saciedad el recorrido de La Manada de todas las formas posibles».El texto concluía con una reflexión sobre la desinformación y la posverdad: «Es la Edad de la Opinión, donde no importa qué es verdad o no: todo es cierto si hay una masa suficiente de personas dispuestas a creerlo.Y cada individuo necesita diariamente la ración de Grasa informativa para poder reforzar su visión del mundo».Esta alienación recíproca es la esencia y el sostén de la sociedad existente».[9]​ Los principales medios de comunicación dieron la noticia tomando el hecho como real sin hacer referencia al desmentido que estaba entonces público en la web, ni a la intención satírica de la acción.[11]​ Cuerda concluye que, si prosperan casos como este, «la única ventaja será el poner fin a tantos programas de televisión en los que la dignidad se ahoga en el lodazal de las peores audiencias.[11]​ Por otra parte, la profesora titular de derecho penal Myriam Herrera Moreno ha presentado el caso como un ejemplo de victimización secundaria o revictimización hacia una mujer objeto de violencia sexual, «ajena a su control o fines subjetivos».[cita requerida] Las consecuencias culturales, legales y mediáticas se interrelacionaron entre sí de varias maneras: al condenar los hechos, las propias instituciones judiciales se habrían convertido en objeto de la crítica propuesta en la acción dirigida en principio a los medios de comunicación; si estos daban por bueno el bulo, aquellas emitieron su sentencia como una extensión de la justicia popular conducida por los medios.[cita requerida] Además la sentencia criminalizó en España un caso concreto de una práctica artística, la del culture jamming, que está ampliamente asentada y tiene una larga tradición en otras partes del mundo como Estados Unidos y Francia.