Ese año atracó en el puerto peruano de Talara el petrolero chileno Beagle para reabastecer combustible.
Se sostiene que los oficiales militares chilenos, capitán Sergio Jarpa y teniente Alfredo Andonaegui, se encaminaron a la base aérea militar situada en Talara para fotografiar ocultamente los aviones de combate Sukhoi Su-22 adquiridos por el Perú a la URSS hacía poco tiempo, siendo arrestados por la seguridad de la Fuerza Aérea del Perú.
El presidente peruano de entonces Francisco Morales Bermúdez decide entonces expulsar al embajador chileno declarándole persona no grata.
Vargas indicó hasta su muerte que solo era un contraespía subordinado al Servicio de Inteligencia del Perú, entregando información relevante a los mandos militares peruanos y dando solo datos de poca relevancia a Chile.
Solo entonces el gobierno peruano emitió un comunicado público, siendo que hasta 1980 no fue posible conocer más detalles sobre el incidente.