En el momento de los hechos, este último se encontraba rodando una película en Europa.
Sebring había invitado al productor de música Quincy Jones y al actor Steve McQueen a pasar por la casa, pero no se presentaron ni el uno ni el otro.
Tras ordenar a las mujeres que se escondieran detrás de unos arbustos cercanos, Watson cerró el paso del automóvil y le dijo al conductor que bajara.
Los susurros de aquellos despertaron al polaco, que, aún entontecido por el sueño, preguntó por la hora.
A estas alturas, Kasabian corrió hacia la casa, alarmada por los "ruidos horripilantes" que procedían de ella.
: 28–38 [3] Luego éste se volvió hacia Frykowski, vio que iba arrastrándose por la hierba todavía vivo y lo remató con otra ráfaga de puñaladas (en total, sufrió 51 heridas cortopunzantes).
[2]: 28–38 Según relatos publicados en la página web de Watson, la joven exclamó varias veces en su agonía la palabra "madre".
En el trayecto de vuelta a su residencia, los asesinos se cambiaron de ropa y desecharon las prendas ensangrentadas a la par que sus armas por las colinas que bordeaban la carretera.
[2]: 176–184, 204–210 Cuentan Atkins y Kasabian que recién llegados al destino, Manson echó a andar cuesta arriba hacia la casa, dejando a sus cómplices en el automóvil, e ingresó sólo en ella.
Al volver poco después, les explicó que se había encargado de amarrar a las dos personas que ocupaban la residencia y mandó subir a Watson acompañado de Krenwinkel y Van Houten.
[2]: 176–184, 258–269 Eso sí, según la autobiografía de aquel, Manson simplemente salió y le ordenó seguirlo.
Luego lo hizo asomarse a una ventana y le señaló a un señor dormido que se veía por ella, tras lo cual finalmente entraron por la puerta trasera, aprovechando que no estaba echado el cerrojo.
[1] Al poco, Watson se detuvo alarmado por unos ruidos de forcejeo provenientes del dormitorio.
Se dirigió allí y vio que Rosemary hacía girar por los aires una lámpara que llevaba atada al cuello por el cable para mantener a raya a Krenwinkel y Van Houten.
Una vez llegados, el cabecilla hizo bajar a todos sus cómplices y emprendió él sólo la vuelta al rancho Spahn, por lo que estos tuvieron que recurrir al autostop.
[2]: 176–184, 258–269 Kasabian saboteó el plan de asesinato llamando deliberadamente a la puerta del apartamento equivocado.