Caso Sandra Palo

El 17 de mayo de 2003 salió a tomar algo con sus compañeros del taller ocupacional al que acudía, y decidió regresar temprano a casa, ya que su hermano menor, de 9 años, recibía la Primera Comunión al día siguiente, avisando por el teléfono móvil a sus padres que se encuentra en la Plaza Elíptica a punto de tomar el autobús.

[1]​ Mientras se encontraba esperando el minibus junto a un amigo también con discapacidad, se aproximó un coche del que bajaron sus cuatro ocupantes, todos ellos con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años, delincuentes habituales y con innumerables estancias en centros de menores.

El mayor se fija en ella y dice a sus amigos: «quiero liarme con esa».

Tras los sucesivos atropellos la joven agonizante permanece en el suelo con vida, por lo que deciden acercarse a una gasolinera y comprar un euro de gasolina con el que regresar al lugar en donde aún permanece la víctima semiinconsciente, rociarla y prenderle fuego para deshacerse de las pruebas.

En 2019 se inauguró un monumento en su memoria, que fue vandalizado poco después derramando pintura sobre él.