El episodio fue utilizado como pretexto para la persecución de 108 hombres homosexuales identificados como sospechosos, que tuvieron sus nombres expuestos por la ciudad, fueron capturados, prendidos y torturados.
Durante la época de la dictadura, la represión obligaba los homosexuales a mantener relaciones en secreto bajo riesgo de expulsión del núcleo familiar, despido del trabajo o captura por las fuerzas de seguridad pública, donde tendrían sus derechos violados en todos los niveles.
Conocido y prestigiado locutor de la radio Comuneros, Aranda tenía 25 años.
Las circunstancias de su muerte no fueron esclarecidas, dando inicio a una penosa investigación, incitada por la opinión popular del país, que presionaba el gobierno.
Se desencadena, así, una incesante y cruel persecución de gran escala a este grupo.
A pesar de la nomenclatura "108" haber sido la que permaneció en la memoria paraguaya, hubo muchas listas con diferentes números y nombres.
Existen solo testimonios de personas contemporáneas al caso de Aranda, que relatan la persecución y el sufrimiento físico y psicológico que tuvieron estos individuos.