En esta se sitúan las dependencias anejas: el hórreo, el pajar, la cuadra y otros espacios dedicados al almacenamiento.
Alrededor del cercado de la antojana se disponen el huerto y los árboles frutales.
Estos espacios, denominados erías, cortinas o llosas, se cercan para evitar la entrada del ganado.
La clase dirigente explotaba la tierra y sus frutos, mientras los campesinos la trabajaban, obteniendo apenas lo suficiente para su subsistencia.
Sus caracteres esenciales han permanecido hasta mediados del siglo XX.