En 1619 Juan Fernández encargó distintas obras para ampliar la vivienda existente, así como para mejora de las tapias, puertas y ventanas de la posesión.
[Nota 1][1] En 1635 se vendió al conde de Salinas.
Este último destruyo la vivienda anterior y encargó una nueva a Manuel López Corona.
Se construyó siguiendo el tradicional aparejo toledano y contaba con torres con chapiteles.
Además, la propiedad tenía un oratorio y una sala conocida como de cielo raso, decoradas ambas con pinturas murales.