Aun siendo reducida, la presencia extranjera repercutió económicamente en el país en el campo industrial, comercial y bancario.
Las alemanes que llegaron a México se dividieron en tres sectores: las fincas cafetalera del sureste, las regiones mineras y los comerciantes en las grandes ciudades.
En lo referente a la fabricación de instrumentos musicales, Alemania creció rápidamente los últimos años del siglo XIX incrementando sus ventas, su producción y su publicidad.
Mathias Hohner, un joven relojero, en 1857 creó una pequeña empresa dedicada a la producción de armónicas.
Su familia estaba ligada al comercio musical ya que su padre era agente comercial de la empresa Hohner vendiendo armónicas en Siberia.
Debido a que empezaban los preparativos para el centenario de la Independencia el ambiente musical era efervescente.
Captó que a los mexicanos les gusta cantar sus penas y alegrías, pero en aquella época los instrumentos musicales sólo estaban reservados para cierto sector.
Para entonces ya existía el Conservatorio Nacional de Música, así como escuelas y academias privadas.
En 1908 Federico se asocia con varios familiares y miembros de Hohner para fundar su propia empresa denominada F.A.
Intelectuales y artistas, hostigados por los distintos ejércitos tuvieron que ocultarse o salirse del país.
Los extranjeros, entre ellos Federico, recibieron protección por parte de los revolucionarios para evitar mayores líos internacionales.
Hacia 1921, Federico Veerkamp registró la primera marca a su nombre, “Polyphon”, una representación de fonógrafos y accesorios.
Alfredo Veerkamp, hermano de Federico, llegó a México en 1922 para asociarse en el negocio.
Alfredo había trabajado anteriormente con la compañía Schuster que también se dedicaba a la música.
Asimismo llegaron a México ritmos como el fox trot, el charleston, el jazz y el tango.
Veerkamp incorporó a sus tiendas la venta de radios, así como talleres para su compostura.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial la compañía se vio afectada debido a la dificultad que generó la exportación de marcas europeas.
En 1941 Estados Unidos presentó al gobierno mexicano el nombre de empresas que se suponían vinculadas con japoneses imperiales, alemanes nazis o italianos fascistas (muchas veces sólo tomando en cuenta el apellido).
La embajada alemana solicitó protección para dichas empresas por parte del gobierno, pero el presidente Manuel Ávila Camacho contestó que no necesitaba recomendaciones y que cuidaría de la soberanía del país, rompiendo así las relaciones con Alemania.
En 1956, habiéndose ya incorporado la segunda generación, formada por Walther y Werner, los Veerkamp decidieron convertirse en productores.
Fundaron una fábrica llamada Selva Negra Mexicana S.A., que empezó elaborando guitarras, el instrumento con mayor demanda en ese entonces.
Se implantaron procesos que permitieron tener un mayor control sobre la mercancía, su estado, almacenamiento y surtido.
Para conservar su posición de liderazgo en el mercado nacional, Casa Veerkamp hizo una nueva reestructuración: se convirtió en Grupo, reubicó sus operaciones al mayoreo y reestructuró la forma de atender al menudo.