Carpóforo fue martirizado, junto con Exanto, Casio, Severo, Segundo y Licinio, durante las persecuciones de Diocleciano y Maximiano de 303-305.
En sus Vidas escritas un siglo tras sus muertes se recoge que sobrevivieron a la aniquilación de la Legión Tebana.
Pero antes de entrar en la ciudad fueron apresados y martirizados.
Llevados ante el templo del dios Mercurio son martirizados por lapidación.
En el lugar del martirio se construyó una basílica dedicada a San Carpóforo a finales del siglo IV, por voluntad del primer Obispo de Como, San Félix de Como.