Carnero es el nombre que reciben distintas clases de sepulturas.
Procede del latín carnarĭum, fosa.
No es una palabra frecuente;[1] se usa como sinónimo de fosa común y también de sepulcro.
Los carneros eran zanjas o grandes hoyos utilizados para sepulturas colectivas.
Carnero alude asimismo a un sepulcro, especialmente al que está elevado sobre el piso de las iglesias, situado en una hornacina de sus muros.