Carlos Romero Giménez

Participó en la Guerra del Rif, habiendo recibido por ello numerosas condecoraciones, entre ellas la Cruz Laureada de San Fernando.[12]​ Siendo jefe de dicha brigada solicitó la destitución de Ricardo Sanz, anarcosindicalista catalán, a quien acusaba de maltratar a los milicianos y llevar prostitutas a las trincheras, pidiendo que se disolviera su unidad (la antigua Columna Durruti) y se redistribuyeran sus hombres entre las restantes unidades del frente.[19]​ Combatió en diversos frentes a fuerzas alemanas que luchaban al lado de los sublevados.En ella, según las épocas, trabajaban intensamente bajo el fuego enemigo, en ocho talleres, entre ochocientos y mil doscientos obreros.Cuando la guerra empezó a considerarse perdida, y bajo las insistencias del Coronel Casado y su Junta de Defensa Nacional (que había subido al poder con la única intención de conseguir la paz) en hacer contacto con Franco y los sublevados para iniciar las conversaciones que condujesen a la rendición, al ser el Coronel Romero contrario a las negociaciones y dispuesto a luchar hasta el final, se le releva del XIII cuerpo del Ejército.Se ocultaban en el piso, y se detonaban eléctricamente sea en forma manual o automática por medio de hilos de cobre y vidrio, reventando desde abajo los tanques enemigos.[23]​ Esto constituye una innovación técnica en los sistemas defensivos de la época que posteriormente se aplicó durante la Segunda Guerra Mundial.Allí fue detenido por la Gestapo y recluido en la terrible prisión medieval "Fort du Hâ" de esa ciudad.Se logra para él, su esposa e hija un salvoconducto que los salva del campo de concentración gracias a las diligencias humanitarias de Gilberto Bosques,[26]​ Cónsul de México, quien se distinguió por su labor al ayudar a refugiados españoles, judíos y otros perseguidos ofreciéndoles refugio en ese país, que bajo la presidencia de Lázaro Cárdenas del Río abrió sus puertas para acogerlos.[28]​ Superando múltiples dificultades llegan a Marsella, donde logran embarcarse hacia Orán; De allí tomarían el ferrocarril transahariano que los llevaría a Casablanca en espera un barco para cruzar el Atlántico.[31]​ En cumplimiento de su voluntad su cuerpo fue incinerado y las cenizas divididas en dos partes iguales para ser esparcidas al aire, al agua y a la tierra, una mitad en México y la otra en España (esta última tendría lugar en una ceremonia celebrada en el Puente de los Franceses).
Columna Romero- croquis de situación de fuerzas y armas de fuego. Defensa de Madrid.
Documento de Inmigración como refugiado político en México