Por ello siempre se le ha considerado como el gobernador español más querido por los filipinos.De la Torre, ya con el rango militar de teniente general, participó activamente en la Revolución Gloriosa que derrocó a Isabel II e implantó en España un régimen monárquico democrático, siendo enviado a las Filipinas por el gobierno provisional del general Serrano.Nada más asumir la gobernación de las islas (junio de 1869), De la Torre mostró su disposición a aplicar con prontitud los derechos y libertades contemplados en la nueva Constitución española, así como un talante más receptivo hacia las demandas de la clase ilustrada filipina, aunque por otra parte se mostró inflexible ante cualquier iniciativa que se acercase al ideal del independentismo.De la Torre organizó además la Guardia Civil,[4] integrada por cuatro mil nativos filipinos al mando de oficiales españoles, y planteó la liberalización del monopolio del tabaco, aunque esta última reforma tampoco llegó a realizarse por la oposición de los fuertes intereses económicos implicados.Pese a su talante liberal, Carlos De la Torre tuvo que dar marcha atrás en lo que respecta a la concesión de derechos políticos al pueblo filipino, temiendo que se extendiera al archipiélago la fuerte agitación que se estaba viviendo en la península ibérica y sobre todo teniendo en cuenta el ejemplo cubano.