Carlos Enríquez

En 1927 dos de sus obras consistentes en desnudos femeninos fueron retiradas de la Exposición de Arte Nuevo por "realismo exagerado", lo que le movió a volver al extranjero y se dirigió a España y Francia, viaje en el que recibió influencia que incidió en su obra.

Alejo Carpentier afirmó que ese viaje le apartó de toda su potencialidad de escándalo y, según los críticos, fue la época donde realizó sus mejores obras, tales como Primavera bacteriológica, Crimen en el aire con Guardia Civil y su Virgen del Cobre, cuadro en el que el tópico afrocubano asume un sincretismo religioso, símbolo del mestizaje antillano que se contrapone a la imagen tradicional de la Patrona de Cuba, dada por el cristianismo.

En 1935 se radicó en forma definitiva en su país y comenzó a definir nuevas orientaciones plásticas, referidas al ambiente rural de Cuba, etapa que identificó como "el romancero guajiro".

Hace exposiciones en países como Estados Unidos y México.

Carlos Enríquez fue un rebelde del pincel; en su discurso pictórico tomaron protagonismo los símbolos propios de la nacionalidad cubana: la Palma Real, lo mestizo, la luz del trópico y, además, se destacó por su forma de reflejar en sus obras la belleza del cuerpo femenino, razón por la que chocó con sus contemporáneos.