Carlo Michelstaedter

Para él, la vida ordinaria era ausencia de vida, estrecha y engañosa, tanto como el "dios del placer" que decepciona al ser humano al prometer placeres y resultados que no son reales.

Entre 1905 y 1907 - sus años universitarios - el pensamiento de Michelstaedter se caracterizó por una influencia decadente, “dannunziana”, aunque con una atención constante a la relación entre el individuo y la sociedad, a todo lo social que impide la expresión de la singularidad del individuo.

En 1908 Michelstaedter sumó su voz a las de Henrik Ibsen, Otto Weininger, Scipio Slataper y Giovanni Amendola en Italia, quienes recurrirían al “pensamiento trágico” como respuesta al abismo abierto por el nihilismo.

Su análisis ahora buscaba brindar la posibilidad de resistir la fuerza abstractora que el consenso social ejercía sobre las formas de pensamiento tanto filosóficas como cotidianas.

Sobre esta base, llegó a entender la cultura como un comportamiento social más que como algo creado por el sujeto; esto allanó el camino para una serie de reflexiones sobre la relación entre epistemología y consenso ideológico que tendrían más en común con las ideas de Lukács en Historia y conciencia de clases.