Algunos de sus pensamientos son considerados muy modernos; por ejemplo sus ideas sobre la igualdad entre hombres y mujeres.
En 1865 trató de regresar a Suecia, pero sólo logró llegar hasta Bremen, donde vivió bajo otra identidad ficticia (profesor E. Westermann).
En algunos se traslucen sus ideas radicales sobre la sociedad y la política; en su novela "Drottningens juvelsmycke", el personaje principal, Tintomara, no es ni hombre ni mujer, e incita tanto a hombres como mujeres a enamorarse, y en su novela "Det går an" (trad.
Estos libros causaron que la Iglesia y el Estado lo condenaran, considerándolo un "revolucionario peligroso".
Asimismo, continuó manteniendo influencia con sus escritos y es considerado uno de los primeros reformistas sociales suecos del siglo XIX.