En 1770, a los cinco años, su padre muere y su madre se encarga de su educación.
Tan solo tres años después de ser nombrado perito en el Kammergericht, fue ascendido al puesto de consejero del juzgado, siendo el miembro más joven del Consejo.
En 1798 pasó a ser consejero privado en el gabinete del rey Federico Guillermo III.
En particular Stein y Hardenberg tenían una disposición negativa respecto a Beyme.
Esta actitud le ganó la confianza del rey, quien lo nombró primer ministro.