Caricaturas de Mahoma en el periódico Jyllands-Posten

Según la publicación, sus caricaturistas se han visto obligados a esconderse debido a amenazas de muerte llegadas al periódico, y este ha debido reforzar sus medidas de seguridad.

Y además, el diario danés Politiken informó sobre las dificultades que el escritor infantil Kåre Bluitgen tenía para encontrar ilustradores que colaborasen en la edición de su próximo libro sobre la vida de Mahoma.

Noviembre y diciembre de 2005 La polémica se extendió por los países árabes.

Abú Laban, probablemente la autoridad más respetada de la comunidad islámica en Dinamarca, así como otros líderes religiosos, organizaron viajes a países islámicos para contar con detalles lo sucedido.

Días más tarde, los embajadores daneses en Siria, Indonesia, e Irán, abandonaron esos países por la falta de seguridad.

Mientras tanto, miles de personas se manifestaron en diferentes países islámicos.

La primera víctima intelectual en el mundo árabe, Jihad Momani, redactor jefe del semanario jordano Shihane, fue detenido por la publicación de las polémicas caricaturas.

El consulado danés en Beirut (Líbano) fue incendiado, lo que provocó la dimisión del ministro libanés de interior por no sostener esta crisis.

Cuatro afganos murieron cuando miles de manifestantes fueron sofocados en un ataque dirigido contra bases militares y embajadas europeas.

En su portada aparecía una caricatura de Mahoma llevándose las manos a la cabeza y diciendo "Es duro ser amado por tontos".

Desde Francia, el presidente, Chirac condenó las “provocaciones” y pidió a la prensa que fuera responsable.

El llamamiento lo firmaron:[9]​ El manifiesto tuvo una gran difusión, tanto en los medios de comunicación tradicionales[10]​ como en la blogosfera[cita requerida].

Con esta declaración los firmantes perseguían alertar sobre las prácticas de autocensura que las reacciones en el mundo musulmán podían originar y contrarrestar una corriente de opinión en el mundo occidental que consideró que la publicación de las viñetas fue una ofensa gratuita a los musulmanes, rechazable desde un punto de vista moral y político, como declaró el presidente Rodríguez Zapatero,[11]​ cuando no una «provocación» como la llegó a calificar el presidente francés, Jacques Chirac,[12]​ o el presidente ruso Vladímir Putin.

Nous sommes Charlie / Los estudiantes de CESAN (Centre d'Enseignement Spécialisé des Arts Narratifs) rinden homenaje a las víctimas.