Captura de la corbeta Tornado

En 1865 se produjeron distintos actos hostiles contra los españoles residentes en Chile y el gobierno de este país decidió negar todo apoyo logístico a las unidades navales españolas.

José Manuel Pareja, comandante general de la Escuadra del Pacífico, protestó ante las autoridades chilenas y exigió que se levantaran las restricciones impuestas a sus buques.

Sabiendo que las autoridades británicas no permitirían la salida de barcos destinados a una nación en guerra, pues el Reino Unido debía mantenerse neutral, los agentes chilenos realizaron las gestiones a través de intermediarios ingleses.

De esta manera se adquirieron dos corbetas que, para confundir a los agentes británicos y españoles, se denominaron de diferentes formas al mismo tiempo: Texas, Canton, Cyclone, Pampero o Tornado.

La Cyclone pasó por Hamburgo, donde se encontraba junto a la Tornado cuando el cónsul español en aquella ciudad informó a su gobierno que se estaban preparando para partir (11 de julio).

Los infiltrados serían descubiertos más adelante y fueron obligados a desembarcar en Folkestone.

Se decidió entonces salir de puerto en cuanto todo estuviera listo, lo que sería noventa minutos después del avistamiento.

A las 22:30 la fragata española realizó un primer disparo sin proyectil que ignoró el buque chileno.

La persecución continuaría hasta que la Gerona efectuó tres nuevos disparos, pero, esta vez, con bala.

La Tornado permaneció en puerto hasta que se resolvió si había sido capturada conforme a las leyes.

Collier recurrió esta decisión considerando que la junta no tenía competencia para resolver el caso.

Entre los meses de junio y agosto de 1866, la Tornado recorrería diversos puntos del Mar del Norte : Edimburgo (en Escocia, a la izquierda), Hamburgo (en Alemania, a la derecha tierra adentro) o las islas Feroe (arriba a la izquierda).
La corbeta Tornado remolcando al vapor estadounidense Virginius tras su captura.