Los habitantes de esta zona que comerciaban con los pueblos previamente conquistados por los españoles evitaron un enfrentamiento directo utilizando la selva como refugio.
[1] Mopones, tzeltales y choles fueron reubicados paulatinamente en pueblos de paz donde fueron evangelizados.
Durante los primeros cinco años, tampoco sería permitida la entrada a ningún español so pena de grandes sanciones, a excepción del propio gobernador quien además sería acompañado por los frailes.
[3] Las Casas, junto con otros frailes como Pedro de Angulo y Rodrigo de Ladrada, buscó a cuatro indios cristianos y les enseñó cánticos cristianos donde se explicaban cuestiones básicas del Evangelio.
Tras dos años de esfuerzo el sistema de reducción comenzó a tener un éxito relativo, pues los indígenas se trasladaron a terrenos más accesibles y se fundaron localidades al modo español.
Pero no fue sino hasta 1544 que Las Casas fue consagrado obispo, pues este había realizado gestiones para la emisión de las Leyes Nuevas las cuales intentó hacer valer en su diócesis, pero éstas fueron abiertamente rechazadas por los encomenderos, por tal motivo, Las Casas tuvo que lidiar contra la oposición de sus feligreses.
[1] En 1545 el obispo de Guatemala Francisco Marroquín realizó una visita a Tuzulutlán y se entrevistó con los padres dominicos.
La pacificación de la Selva Lacandona no se concluyó y fue el refugio preferido por los mayas rebeldes durante siglos.