Es parte de un complejo más amplio que empezó como una iglesia y un monasterio cristiano, aunque posteriormente fue transformado en una mezquita.
Los primeros cristianos recordaban la ascensión reuniéndose en una gruta que se encuentra cerca, probablemente por miedo de las persecuciones.
Tal basílica fue destruida por los sasánidas en el 614 guiados por Cosroes II, como el Santo Sepulcro, pero a diferencia de la Natividad en Belén, salvó la vista de pinturas que representan a los Reyes Magos (persas).
La basílica fue destruida sucesivamente por los musulmanes, que dejaron en pie solo la capilla octogonal todavía presente.
En la roca conservada en el santuario, la tradición reconoce la huella del pie derecho de Jesús, dejada en el momento en que ascendía al cielo.