[2] Dedicada a santa Quiteria, habría sido reedificada en 1416 por el notario apostólico Diego García de Amusco[3] y en 1527 por Enrique Álvarez, maestro en teología, y poco después recayó su patronato en la familia de los Francos.
[1] Posteriormente, desde mediados del siglo XVII, empezó su proceso de abandono y ruina.
[3] A comienzos del siglo XX, Rodrigo Amador de los Ríos decía de ella lo siguiente: En su interior había diversos sepulcros.
[1] Las ruinas, recogidas en una pintura de Cecilio Pizarro perteneciente a la colección del Museo del Romanticismo, habrían quedado muy dañadas tras la guerra civil.
[5] Fue restaurada a comienzos del siglo XXI.