El propósito de Cointrel era decorar la capilla en honor a San Mateo, patrón suyo.
Cointrel contrató primero a Girolamo Muziano, pero falleció sin ver el trabajo ejecutado por lo que dejó en su testamento la comisión de terminarlo y una cuantiosa cifra para tal fin.
Esta segunda fase fue encargada a Giuseppe Cesari, quien realizó los frescos de la bóveda.
Finalmente los lienzos los terminaría realizando Caravaggio, discípulo del anterior, a partir de 1599.
También el techo está decorado con unos frescos con temas similares a los cuadros.