Aunque la DEA no tenía pistas, Hank cree que el producto es lo suficientemente bueno como para convertir a alguien en el nuevo capo de la metanfetamina de Albuquerque.
Ken molesta a Walt y al resto de los clientes con su fuerte conversación telefónica.
Jesse termina huyendo a la casa de sus ricos padres, donde duerme todo un día.
El oncólogo le dice a Walt que el cáncer se ha propagado a sus ganglios linfáticos, pero existe la posibilidad de que todavía se pueda tratar con quimioterapia.
En casa, Walt expresa sus dudas sobre la quimioterapia, ya que costará 90 000 dólares y si aún muere, dejará a su familia con toda la deuda.
Cuando Ken deja su auto desatendido, un Walt enojado toma una escobilla de goma, abre el capó de Ken y corta la batería del auto con él.
Club le dio al episodio una B-, diciendo: «Este episodio no tiene el factor sorpresa que la serie ha tenido hasta ahora, se trata de colocar las piezas en su lugar para una estrategia a largo plazo».