Fue encargado en 1760 por Francis Egerton, tercer duque de Bridgewater, para el transporte de carbón de sus minas en Worsley a Mánchester, al ingeniero James Brindley.
El trayecto de Worsley a Mánchester fue inaugurado en 1761, y más tarde se extendió desde Mánchester a Runcorn, y luego de Worsley a Leigh.
Su éxito fomentó un período de intensa construcción de canales, conocida como la manía del canal.
Más tarde sufrió una intensa competencia por parte del ferrocarril Liverpool-Mánchester y del canal de Macclesfield.
Navegable en toda su historia, es uno de los pocos canales de Gran Bretaña que no han sido nacionalizados y sigue siendo de propiedad privada.