Campaña de Essex en Irlanda

En abril de 1598, Burghley se enfrentó a Essex por última vez en la sala del consejo.

William Cecil falleció poco después, el 4 de agosto y diez días más tarde, los ejércitos ingleses en Irlanda sufrieron una contundente derrota en Yellow Ford a manos de Hugh O'Neill.

Tras la muerte de Sir Richard Bingham en Dublín ya no quedaban más candidatos, y Essex se vio obligado a ofrecer sus servicios.

Aunque los preparativos ingleses habían sido exhaustivos, pronto se revelarían inadecuados a la tarea.

Con él iban su padrastro Cristopher Blount y Sir Henry Wriothesley, III conde de Southampton.

La gran estrategia diseñada en Dublín, de atacar simultáneamente por tierra y mar, enseguida fue descartada, ya que los rumores apuntaban a la preparación por España de una nueva Armada, lo que obligaba a mantener la flota inglesa en el sur.

También se incrementaron en 3.000 hombres los efectivos del ejército de Connaught, dirigido por Sir Conyers Clifford.

El paso estaba rodeado de bosques y bogs, con trincheras inundadas a cada lado.

[8]​ Cruzaron el río Blackwater en Affane, tras lo que Essex cedió a Norris 1.100 hombres y una compañía de caballería para proseguir la guerra en Munster.

Desde aquí, el ejército inglés fue embarcado con destino Leinster, en una operación lenta y trabajosa.

A lo largo del camino, sus hombres incendiaron villas y casas, hasta que se encontraron con O'Byrne, cuatro millas al sur de Arklow, a orillas del río Clonnough.

Se lanzó una segunda ofensiva sobre Offaly, pese a la opinión contraria de la reina.

Essex se vio envuelto en una refriega con los rebeldes del capitán Tyrrell en la frontera de Westmeath.

[10]​ Clifford regresó a Connacht, donde resultó muerto en la batalla de Curlew Pass, en la que los ingleses sufrieron una severa derrota.

Otros comandantes tenían duda acerca de los planes de la reina, porque la posición rebelde era muy fuerte y segura y un ataque frontal se consideraba extremadamente aventurado sin la proyectada base en Lough Foyle.

Tras una reunión, un consejo militar se pronunció en contra de este plan y, un mes después, la reina envió una furiosa nota a Essex, quejándose amargamente de que sólo había 5.000 hombres disponibles, no el doble.

Tras discutir la cuestión, Essex decidió no atacar debido a su inferioridad numérica y acampó en la orilla izquierda del Lagan.

O'Neill lo flanqueaba oculto en los bosques, mientras que los caballos de vigilancia estaban a la vista.

El alto mando esperaba un ataque irlandés, pero decidió no tomar la iniciativa.

Al día siguiente, se acordó una entrevista entre O'Neill y Essex en el vado de Bellaclinthe, a orillas del río Glyde.

Después de conversar durante media hora, ambos comandantes se retiraron a sus campamentos.

Los irlandeses se adentraron con sus caballos en el río, como muestra de humildad, mientras los ingleses permanecían en la orilla.

La conversación duró media hora y se acordó una nueva conferencia en el vado de Lagan la mañana siguiente.

Al día siguiente, fecha prevista de la reunión, Essex no se presentó a la cita.

Se acordó entonces un alto el fuego prorrogable cada seis semanas, hasta el primero de mayo, aunque las partes podrían romperlo avisando con catorce días, y dejando libertad a los ingleses de atacar a los confederados de O'Neill si se negaban a aceptar los términos del acuerdo; se preveía también la indemnización por todos los daños 20 días después del ataque.

Los rebeldes conservarían todas sus posesiones y no se establecerían guarniciones en nuevos puestos, se asegurarían los pasos francos, todas las guarniciones inglesas serían informadas del alto el fuego y serían nombrados delegados para establecer los límites de las zonas inglesa e irlandesa.

Essex relató su encuentro con Hugh O'Neill únicamente a la reina, prometiendo responder verbalmente al rebelde.

Se le ordenó que regresara a su casa, y fue declarado traidor ante la insistencia de Sir Robert Cecil, secretario principal de la reina y enemigo declarado del conde.

Para convencer a Essex, se dice que O'Neill le había prometido grandes favores en nombre del rey de España.

La experiencia irlandesa se demostró mucho más difícil de lo calculado -Essex sería el último comandante inglés en subestimar a los rebeldes irlandeses- y la situación en la corte se complicaba por momentos para Essex, con Cecil adquiriendo una influencia cada vez mayor con la reina.

Robert Devereux, II conde de Essex
William Cecil, I Barón Burghley.
Robert Cecil, I conde de Salisbury.
Cahir Castle