Camp Lukács fue un presidio y campo de concentración que las Brigadas Internacionales tenían localizado en Albacete, España.
El carácter voluntario de los brigadistas pronto se convirtió en un problema para el ejército republicano, máxime cuando alguno de ellos pretendía regresar a su país de origen, para evitarlo se llevaron a cabo varias medidas: primeramente se tomó la decisión de confiscarles los pasaportes.
Posteriormente, en septiembre de 1938, el gobierno de la República dictó un Decreto mediante el cual las Brigadas Internacionales quedaban forzosamente encuadradas en el Ejército Republicano, sujetas, en consecuencia, al Código Penal Militar.
A partir de ese momento los intentos de los brigadistas voluntarios por regresar a sus países podían ser juzgados como deserción y consecuentemente aplicarse la pena de muerte.
Los Brigadistas que acudían voluntariamente a combatir contra las tropas del general Franco y no podían aguantar la presión del frente fueron encarcelados en Camp Lukács, el presidio que las Brigadas Internacionales tenían en Albacete.