Generalmente posee un cuerpo fabricado en piel, lona y/o materiales sintéticos, y una suela de caucho que ofrece una mayor adherencia, así como flexibilidad.
En el 300 a. C., griegos y romanos empezaron a utilizar distintos modelos de calzado, pero solo para uso diario: con cuero y suela de madera.
En 1852 se crearon las primeras zapatillas, también de cuero, para correr: tenían clavos en sus suelas llamados spikes (zapatillas con clavos),[6] que ofrecía un mayor agarre.
En 1916 surgieron los famosos Keds, término que alude al hecho de que este tipo de calzado permite al usuario caminar sin hacer ruido,[7] fabricados con suela de goma y tela.
En 1917 se crearon las primeras zapatillas Converse All Star compuestas de goma y de tejido, con el tiempo este calzado proporcionó mayor flexibilidad y mejor apoyo, además se incorporó un parche para proteger el tobillo.