Un horno de cal, también llamado calera o calero,[1] es un horno que permite crear óxido de calcio, es decir cal, mediante la calcinación de la piedra caliza.
[2] El humanista Antonio de Nebrija definió la «calera» en el siglo XVI como lugar o ingenio «do se haze cal».
Su abundancia y tradición han llegado a constituir un elemento típico del paisaje andaluz[5] y balear.
[6] Se han documentado más de cien caleras en la Comunidad madrileña ya a comienzos de la Edad Media, siendo un fenómeno común observado en casi toda la península ibérica.
Estos hornos estuvieron en producción hasta mediados del siglo XX.