Puchero (recipiente)

[3]​[4]​ Ha dado nombre ha diferentes platos de la gastronomía tradicional en Europa y América.[7]​ En el medio rural, el funcionamiento y preparado del tradicional café de puchero incluía un cierto ceremonial y un punto de habilidad.Con el nuevo hervor se procedía al delicado momento del 'torrefactado', consistente en coger con las tenazas una brasa del fuego y tras limpiarle la ceniza soplando bien toda su superficie, se dejaba caer en el puchero y se tapaba sin retirarlo aún de la lumbre, para que siguiera hirviendo unos minutos, al gusto, y luego, con la ayuda de un colador de tela se pasaba a la cafetera, bien de porcelana esmaltada o algún otro recipiente apropiado para conservar el café hecho.[9]​ En sus diversas acepciones, (y del mismo modo que ocurre en la pintura española del Siglo de Oro) el puchero aparece en la literatura española con asiduidad en escenas de cocina, y por lo general asociado a la pobreza y los humildes.[10]​ Así puede leerse por ejemplo en la novela La Tribuna, donde Emilia Pardo Bazán escribe párrafos descriptivos como este que ilustra el inicio de la narración:[11]​
Calderos de hierro y pucheros de metal vidriado en rojo, en la XV Fiesta de la Trashumancia en Madrid, en 2008.
Puchero y cafetera con pico de serpiente, en un hogar tradicional.