Su caserío se localizaba en el Cerro San Luis, exactamente en el lugar que ocupa actualmente el edificio de calle Luz 3040 apodado El Cacique en su honor.
Los españoles nombraban cacique a los dignatarios aborígenes para evitar darles el trato de rey.
Cuando este cayó tras la Conquista del Perú, se sublevó contra Quilicanta.
Estos, probablemente al saber de este latrocinio, llegaron, lo torturaron y asesinaron.
Desde ahí existe el Mito del entierro de Vitacura que ha llevado a muchos a gastar fortunas y vidas en encontrar dicho oro, calculado en dos toneladas.