Cabreo

Se entiende también por cabrear, o cabrevar, la acción y efecto de apear en los terrenos realengos, aquellas fincas que estaban sujetas al pago de los derechos del patrimonio real.La palabra cabreo (capbreu en lengua catalana, o cabrebe en lengua castellana), cabrear, cabrebar o cabrevar, provienen todas de la acepción latina capibrevium; verbo compuesto, formado con la suma del vocablo capi (capiô,is,ere,cêpî,captum) cuyo significado es coger, tomar, recuperar, y del vocablo brevium (brevis, ve) cuyo significado es el de breve, rápido, sumario, es decir, capibrevium define la acción de recuperar rápìdamente, de recuperar o de tomar algo del modo más breve y sumario.Inicialmente, se denominaba cabreo (cabreum, expresión abreviada, evolucionada del latín capibrevium) a la recopilación que mandó realizar el rey Alfonso XI (1311 a 1350), en la cual se enumeraban los privilegios y prerrogativas de la monarquía reinante en la Castilla medieval.Más recientemente en España, y corriendo ya el siglo XIX, la lógica renuencia campesina a tener que pasar y sufrir los cabreos aplicados a sus tierras, fue causada por un fenómeno, que se dio especialmente en el Noroeste de Cataluña, entre los años 1823 y 1833, en que una explícita reacción nobiliaria combinó el recurso a las leyes con el uso de las armas, de modo que si los vasallos y campesinos no atendían las exigencias de los nobles por las buenas, lo harían a la fuerza.Se trataba con ese método procesal sumario de reclamar atrasos y revivir derechos en desuso que, a buen seguro, provocaban en los campesinos enfados ciertamente colosales y explícitos.
Las espigadoras , obra de Millet , que nos muestra una escena típica de campesinos efectuando una de las tareas propias de su condición.
En Los segadores , Pieter Brueghel el Viejo pintó esta dedicación del campesinado en verano. En el siglo XIX , por motivo de la actividad jurídico-procesal de causas para cabreos , o cabrevaciones de censos y foros, los campesinos se vieron obligados a reasumir cargas reales complementarias, resucitadas con estos procesos sumarios que, aunque legítimos en derecho, como es natural, se inaceptaban de hecho, pues tras culminar estos cabreos los campesinos se hallaban ante la inmediata obligación de sostener otra vez los viejos gravámenes renovados al cabrevar , se veían ante la obligación de volver a pagar laudemios y cargas similares, hechos tales que, como es obvio, les causaban un enfado colosal que mostraban sin reparos a las autoridades, cuando eran citados a los actos de deslindes y apeos, de tal manera que se evidenciaba, en el acto procesal, ese más que notorio enfado de los campesinos cabreados .