Caballucos del Diablu

Son nefastos para los montañeses, pues se dedican a pisotear o quemar las mieses.

Según el mito, estos caballos del infierno fueron hombres pecadores que perdieron su alma y se vieron obligados a vagar por Cantabria el resto de la eternidad.

[1]​ Es tradición en Cantabria, en la mañana de San Juan, echarse al monte a buscar las flores del agua que nacen en las fuentes y los tréboles de cuatro hojas brotados esa misma noche.

En Cantabria, todo el mundo sabe que quien las recoge tendrá riquezas a raudales, pero tras morir su alma irá al infierno irremisiblemente.

Cuando retornan de su afanosa búsqueda, se tienen que esconder entre árboles para no ser vistos por los mozos y mozas que recorren los prados brincando y cantando: "A quín coja la yerbuca la mañana de San Juan, no li dañarán culebras ni caballucos del mal."

Libélula del orden Zygoptera a la que se identifica con los Caballucos del Diablu.
Yerbuca de San Juan.