Hoy en día se encuentra en peligro de extinción, solo quedan 300 ejemplares puros.
Es un caballo de orejas pequeñas y curvadas (como los auténticos caballos, no los ponis), frente plana y ojos vivos bien situados; en cambio sus belfos pueden resultar algo gruesos.
Al igual que otras razas ibéricas, el cuello es ancho en su base y su talle, pero algo fino en la inserción con la cabeza; igualmente, la cruz es destacable y sus formas generales son bastante redondeadas.
La raza es de color negro, del tono llamado morcillo (ligeramente rojizo).
La raza ha pasado por múltiples vicisitudes desde que se estableció contacto entre ella y el hombre.
Fue empleado como bestia de labranza y cría mular hasta épocas recientes cuando, debido al cruce con otras razas, su uso para carne y la mecanización del campo, corre peligro de extinguirse.
La forma más leve que tiene el caballo losino, al igual que los demás, es el "desplazamiento", en el cual el animal de mayor dominancia simplemente ocupa el lugar del de menor rango.
Consiste en una sola nota corta, a veces sonora, y generalmente denota la amenaza de una agresión entre machos o el rechazo de una hembra ante los avances del macho.
La raza presenta una gran aptitud para la silla y es especialmente apto para la equitación juvenil.
El losino también puede ser utilizado para la producción cárnica, constituyéndose en una opción al consumo de carne vacuna.
Su presencia puede ayudar en la conservación de los bosques dada su capacidad como animales ramoneadores, posibilitando la eliminación de rozas y otros materiales orgánicos combustibles, evitando los incendios forestales.
Los resultados del estudio de ADN han permitido establecer que: