Recibió este nombre debido a la impresión negativa que suscitó tras su construcción, provocada por el uso extravagante de elementos del lenguaje clásico.
[2] Con este proyecto, Muzio propone un retorno al clasicismo, reducido a los volúmenes arquitectónicos simples y teniendo como referencia el neoclasicismo lombardo del siglo XIX.
Más tarde, Muzio realizó otros edificios, de uso público, residencial o religioso.
Adelantándose claramente a su época, Muzio fue rápidamente criticado por la mezcla de clasicismo y modernismo (propia del nuevo estilo llamado novecento) que caracterizaba al edificio, al cual, para burlarse, los milaneses le pusieron el sobrenombre de Ca' Brutta («casa fea»).
[4] Está constituido por dos cuerpos separados entre sí por una calle privada, la Via Cesare Mangili, que aumenta las fachadas interiores y une el gran edificio al contexto urbano.
[4] También se debe apreciar la precisión técnica y la atención a los detalles constructivos, que serán típicos de Muzio durante toda su carrera.
En particular, los elementos arquitectónicos de las fachadas interiores (hacia la calle privada) fueron considerados demasiado «irónicos»: columnas gigantes monolíticas, puertas coronadas por obeliscos, ventanas decoradas con elementos volcados y coronadas por semiesferas extrañas, jarrones gigantes, aberturas triangulaires, nichos y barandillas de hierro extravagantes en los balcones...