Según sea necesario para el incendio, el agua puede ser mezclada con aditivos, que ralentizan su evaporación, mejoran la capacidad extintora de la descarga y actúan como retardantes.
A comienzos de 1966 se decidió que este modelo entrase en producción.
Durante 20 años, empezando en 1969, 125 aviones fueron construidos y vendidos a nueve países.
La protección contra la corrosión producida por el agua salada se logró merced al uso de materiales resistentes y al cuidadoso sellado de las diversas piezas durante el montaje.
Las superficies de vuelo fueron así diseñadas para cumplir los requerimientos del vuelo a bajas velocidades y muy baja cota, ideal para alcanzar una mayor precisión durante la maniobra de descarga.
Las góndolas que alojan los motores están integradas a la estructura del plano.
Su motorización consiste en 2 motores radiales Pratt & Whitney R-2800-CA3, aptos para operar en las duras condiciones de un incendio forestal.
El agua puede recogerse durante el amerizaje mediante dos sondas retráctiles montadas tras el rediente de la quilla, operación que debe hacerse en movimiento, mientras el avión navega sobre la superficie del agua a unos 60-70 nudos.
En la versión inicial para búsqueda y salvamento, el CL-215 estaba pensado para llevar hasta seis tripulantes.