Cèsar Pi-Sunyer

Durante estos años participó en diferentes congresos en Madrid, Barcelona, y en 1935 permaneció un tiempo en Budapest para conocer los avances realizados sobre el proceso de obtención de la insulina inyectable.

Durante la Guerra Civil siguió trabajando, también como jefe de laboratorio del Hospital Militar de Barcelona.

[1]​ Días antes de terminar la guerra en 1939, cruzó con otros miles de refugiados la frontera francesa el 5 de febrero, y poco después se embarcó camino del exilió en México.

[3]​ Allí compaginó las actividades profesionales como director de la empresa Laboratorios Químicos SA, con la presidencia del Institut Català de Cultura (1975-1978) y del Orfeón Catalán de México (1971-1974), y colaboró en las revistas catalanas Quaderns de l'Exili, Nova Revista, Pont Blau y Xaloc de México, así como con Vida Nova, editada en la ciudad francesa de Montpellier.

Del conjunto de sus obras, destacan:[2]​ Además, tradujo del alemán al español, al catalán y al inglés, diversos manuales sobre química, bioquímica y farmacia; también fue un prolífico autor de artículos en revistas y publicaciones científicas, así como de diversos ensayos y semblanzas sobre el exilio, las figuras prominentes de la ciencia europea y de la cultura española y catalana.