Cárcel de Yungay

[1]​ Tras el Golpe de Estado en Chile de 1973, los presos por delitos comunes fueron desalojados del segundo piso del recinto, con el objetivo de dejar espacio a los presos políticos, quienes estarían habitando celdas diminutas, sin camas ni abrigos, durmiendo sobre un piso de baldosas.[1]​ Dentro de las personalidades detenidas en el lugar se encontraban el político socialista Ramón Lagos Sanhueza, alcalde de Tucapel;[1]​ el político radical Luis Weitzel, gobernador del Departamento de Yungay y el político socialista Mario Ocampos Muñoz, quien fuera regidor de la misma ciudad.[1]​[2]​ Mario Ocampos consigue salir de la cárcel y es exiliado en Francia, lugar donde presenta una querella a través del juez Baltasar Garzón relatando lo ocurrido en la ciudad donde fue regidor.[3]​ Los presos eran separados por religión protestante de los otros presidiarios,[3]​ mientras que la situación en grupos vulnerables presentaba a personas jubiladas y/o con VIH y solamente a una persona como indígena.[3]​ Asimismo destacó que en sus instalaciones existían falencias en la calidad de la construcción y presencia de insectos en áreas ocupadas por trabajadores del penal.